lunes, 4 de enero de 2010

Nos cuenta un torero como vive...


Hoy en este artículo quiero mostrar para quienes no lo hayan, y tambien los que viven de cerca la profesión, cómo un torero vive en persona, lo que siente por dentro en llevar encima esta profesión, su pasado, futuro...
Se trata de Eugenio Martín Monroy " El Mani ", anunciado así en los carteles porque su hermano de pequeño le llamaba hermanito, y por una cosa u otra todo el mundo le apodó mani.
Nacido en Riaza ( Segovia ) el 4-11-1987, nos cuenta que la afición le vino por su abuelo que le llevaba a las corridas de toros y además, por su contínua asistencia a los festejos populares de los pueblos, lo que hizo que el gustanillo se fuera interiorizando en su cuerpo y plantearse comenzar en la profesión. Además como todo niño aficionado, jugaba con sus amigos con un carretón en la plaza portatil de su pueblo, donde toreaban y hacían encierros.
En sus comienzos en la escuela, el primer día de clase iba con muchos nervios ya que no sabía donde se metía ni lo que era eso, pero allí el trato por parte de sus compañeros fui muy óptimo, donde le dejaron material, le ayudaron y conoció a su profesor de gimnasia quien fue el que le dio toda la confianza del mundo para adentrarse allí. Aquí le aportaron una educación buena y humilde, " es lo primero que te enseñan ", al maestro de le llama de maestro, la jerarquía dentro del grupo se hace cumplir, y el compañero ante todo bien lo dice la palabra, es un compañero.
Desde el principio le dijeron que ser figura del toreo está ahí, pero es casi un milagro aunque hubo una cosa que le hizo fuerte, y es que le inculcaron que el toro podrá quitarte la vida pero nunca la gloria, es algo que le hizo tirar más para adelante y continuar en la lucha.
La primera vez que actuó en público pasó más miedo por el público que por el toro, por el miedo al fracaso, miedo a que la gente pagó una entrada, pero eso es algo que el diestro aprende con el tiempo, es la llamada preparación psicológica, y afirma que cuando sale el de las patas negras se olvida de todo.
En cuanto al toro de lidia de hoy, sale un animal inválido, muchos kg, poca movilidad y mucha defensa del animal, todo lo contrario que desea un diestro. Él quiere un toro ligero, fuerte, con músculo, que remate, con repetición, que meta la cara etc. Para eso habla de que el animal se le debe poner la comida y bebida lejos para que corra, se mueva y se vea psicológicamente fuerte para acometer. Ha toreado toros de diversos encastes, Palha dice que es complicado es un toro que hay que poderle en el inicio por bajo, Santa Coloma de 30 toros te puede salir uno con esa embestida brava pero que al sentirse podidos se empiezan a defender, Núñez le gusta por la clase embistiendo y la nobleza, por eso los diestros lo desean y no se arriesgan a torear santa coloma porque el porcentaje de defensa y genio del animal es más alto que Núñez.
Contó que Madrid es la catedral y la vida de un torero, una oreja vale mucho, una plaza que te sube y baja, que ha sacado a muchos toreros adelante, que exige el toro y el torero de verdad, pidiendo además la llamada pureza y verdad del toreo. Hay aficionados buenos, regulares y malos pero hay gente muy muy muy entendida, que sabe cúando aplaudir y sobre todo no bajarse los pantalones.
Sevilla es la segunda plaza del mundo, y ve menos exigencia que la de la capital, más noble, pero con una importancia grande en abrir esa puerta del príncipe.
En su recuerdo quedan dos faenas, la de Morante el día 21 de mayo donde observó y disfrutó con el gran toreo de capa y muleta, y con la goyesca que se encerró Joselito con 6 toros en Madrid en el año 1996.
Para concluir la fiesta lo es todo para él, esos días de encierro, embarcaderos, pasar el día en la ganadería, vestirse de luces, el paseillo etc, y sobre todo torear, donde dice que uno nace con ese sentimiento de pegar pases, algo que no tiene explicación, un sentir profundo que tienes que exteriorizar...
Esta ha sido la pequeña aventura y memoria de lo acontecido en la vida de EL MANI, como profesional y aficionado al mundo del toro.

Artículo de Julio San Martín Moreno

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