miércoles, 11 de mayo de 2011

DE CAER EN GRACIA A SER GRACIOSO...


Cuentan los dichos populares que hay veces que más vale caer en gracia que ser gracioso. Hoy Rubén Pinar marchó de Tobarra a Madrid, del toreo soso pegapases, monótono y sin sentido, a lo rítmico, inteligente, estético y valiente. Aquella puerta grande "barata" quedó lejos, los golpes del accidente de tren en Madrid con el toro de dos orejas del puerto de san lorenzo quedó en olvido para unos, y en rencor para otros. No había comenzado a dar el primer pase en redondo cuando las voces de aficionados que les hace daño el sol les hizo silvar y querer que Pinar no triunfara. Rubén Pinar toreaba vertical y desmayado a media altura para rematar con el de pecho. Mano diestra comienza el toreo en redondo, cambio a la mano zurda donde el animal en la lidia mostró calidad, y donde en la muleta se rajó. Técnicamente la muleta del manchego volaba y arrastraba bien, pero sin acompañante hasta el final. Cambio a la mano diestra, el astado quería huida, y Pinar con la muleta sometida y en el hocico decía que de eso nada, tú, al ring conmigo. Hasta que el gladiador Pinar se quitó la camiseta y dijo aquí estoy yo, con un pase por detrás rozando los serios pitones la espalda del chiquito, rematado con un pase de pecho. Finalmente, estocada hasta la bola, tirándose a matar muy de verdad, lo que le hizo, salir a saludar y comunicar, que para ser humorista hay que saber hacer reir. Y aunque no sea torero de mi gusto, y también, que muchos le hiciésemos la cruz, hoy rubén Pinar como buen artista, me hizo reir, fue gracioso, gran profesional y buena verguenza torera dignificada y demostrada en la plaza de los Vientos.
Muy gracioso fue el par de banderillas de Montoya, extraordinario y torero bailando con los palos, para reunir, asomarse y salir limpiamente de la cara. Hizo lo mismo Chano en su turno, teniendo que dejar un gran segundo par dejando ver y llegar al toro. Todo posteriormente, al par a toro pasadísimo que dejó en su primer turno.
Y otros como los picadores, no se con que nombre artístico denominarlos. No se monta bien a caballo, se tapa la salida, y cuando se agarra bien el picador con la puya en alto, la masacre. El tercero de la tarde hizo una muy buena pelea en el primer puyazo, fue machacado, y cuando realmente hay que ver la bravura en el segundo, el animal huyó, por culpa de ambos. Lo de medir queda para el laboratorio, lo de levantar la mano para los funcionarios de prisiones y el monopuyazo y hacer que el toro se merme en el peto del caballo, para los picadores de la actualidad, o mejor dicho, para los hombres de a caballo, porque picador es una profesión, y picar, un arte. Hoy dicho dualismo picador y picar, quedó en la estación del olvido.

Los dos mejores toros dentro de la desrazada y falta de motor corrida del Vellosino,corrieron a cargo de Uceda Leal y Abellán. Uceda se gustó en el primero con pasajes de muleta a media altura. No más, porque el toro se caía. Pero cuidar bien aun toro, no dar tirones, hacen venirse al toro arriba, y en la tercera serie, el animal reipitó con más calidad y nobleza. Pero si el músculo dice que no...

Abellán se llevó el mejor lote. Más pegapases que torear, más dar aire al toro para que salga que llevarlo toreado, más frialdad y cuerpo inclinado que riñones metido y muestras de torear enamorado y con pasión. El pitón derecho del toro le dejaba realizar, pero el sentimiento, la pasión, el arte y las ganas,deben ser uno de los factores para triunfar en Madrid.

Resumiendo, los defectos nombrados, fueron solucionados por un Rubén Pinar que actuó muy profesionalmente y cayendo en gracia a los aficionados, con gratitud, serenidad, coraje, ténica,ambición, poder, raza y corazón.

OPINIÓN DE JULIO SAN MARTÍN MORENO

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