jueves, 5 de mayo de 2011

COMO SE BAILA, SE CANTA Y SE VIVE...


Leyendo un libro dedicado al maestro Jose Antonio Morante de la Puebla,comentaba que para torear tan despacio, primero hay que saber vivir tranquilo, aunque no a tal extremo suyo de llegar tarde hasta para desayunar. Nos lo tomamos a risa, pero me pasaría horas con el dolor de estómago con tal de ver ese toreo que para circulaciones y relojes en escalas mundiales. LA giralda no tuvo más remedio que sonreir y alzarse más todavía frente a los muletazos de Manzanares, cosa, que hasta las gaviotas que deben vagabundear por las marismas, quisieran corear su eco. No es más que un hijo de un alicantino que en su día bordó el toreo, e hizo ofrecer unos genes a su hijo sobre el toreo a compás, ritmo, cadencia y cintura de ruleta.No son fáciles las comparaciones, creo que se odian, creo que no deben compararse, uno en manzanares, otro como este último, en Jose Mari, ambos unidos con el nexo llamado clase, y al pequeño, se le añaden las "pincelah" y toques de "harte" que tan bien unen a Sevilla y Alicante.

El toreo como todas las artes goza de sus tiempos, sus momentos y sus por qués. La obra empieza de menos y termina a más. Las palmas del público son leves y terminan con callos. El primer dibujo del natural empieza en línea y acaba casi siendo cirular.La arena no se mancha de pintura con tirones con la muleta, pero se dibuja al óleo con 3 cadenciosos muletazos terminados con un cambio de mano. El estribillo del cante flamenco no termina con un pase de pecho desafinado, sino que provoca el estallido de las elegantes personas del público con un pase de pecho basado en la eternidad. Y desde luego, que los buenos arquitectos de la historia han comenzado la faena obligando poco al toro, y poco a poco ir meciéndolo a más. Han negociado, los ciemientos se han basado en la forma de enseñar bien, y hacerlas mejor según se contruyen los arcos finales de la andanada de la maestranza. Los buenos artistas, mandan son su peculiar cerebro un ritmo y un por qué a las estilizaciones, comenzando por el toro en su forma regular de embestir en la muleta, y finalizando por el diestro, en su forma de acompasar, mandar, llevar, cadenciar, saborear, vibrar, emocionar,enamorar, gustar...

Flamenco, toros, pintura, baile, y Manzanares, marcan ese estilo de vida a compás,y que el maestro alicantino ha adquirido sus dotes dentro de este amplio grupo del arte. Su faenón de toreo templado, ligado y relajado, dice que el toreo es sólo para unos pocos privilegiados, quizás con unas marcas innatas que desde pequeño les hace vivir a compás de una manera que dios les dio con sus bolitas. Y aunque no siempre templar es torear despacio, el pasado día no hice ver tales distinciones, y es que cuando se torea como se es,y como Manzanares es, las gaviotas emigran a la maestranza a acompañar la faena con la música del maestro tejela. Con gaviotas que vuelan, música que suena, y toreo que torea,siempre, a compás,como se baila, se canta,se vive, y se ha de vivirse,siempre, A COMPÁS.

ARTÍCULO DE JULIO SAN MARTÍN MORENO

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