miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA RAZA Y LA CHISPA


El otro día viendo el programa resumen de la temporada en Castilla La Mancha, sentí emoción y vibración con Cesar Jiménez y David Mora. Digo que vibré porque hicieron lo que se llama torear a dos toros bravos, que tomaban los engaños con mucha clase y que en sus faenas pusieron las reses esas gotitas de chispa.
Así fue, porque las comparé con la de Víctor Janeiro al toro que indultó, y diferencié algo, y es que ese toro que lidió el hermano de Jesulín, no tenía lo que se llama ese puntito de chispa y raza. Creo que muchas veces no es difícil de diferenciar, y es que el animal con chispa y enrazado quiere coger el engaño de una manera bestial para querer comérselo, y a eso acompañado de un matador que sepa hacer las cosas y llevar al animal a su cauce, hace que los aficionados dejen de morder las pipas porque se siente emoción, y como decían algunos aficionados en la corrida del siglo, ESTO ES LA FIESTA con el concepto denominado EMOCIÓN.

Está claro que cada toro y encaste tiene sus caracteres innatos a la rama de procedencia y que todos los toros bravos no pueden sacar tal punto máxima de raza, de acuerdo estamos todos, pero lo digo públicamente, mi sentimiento ante el manejable animal de victorino que mató y lidió perfectamente David Mora dando 30 muletazos largos al toro, fue un sentimiento de amar la fiesta tal y como yo estaba viendo las cosas. Me salió de dentro y para mí dije, " esta es la fiesta de los toros " TORO BRAVO Y TORERO QUE SEPA TOREAR. El toro de Victorino que estoqueó era muy manejable, y David lo llevó muy largo y templado aprovechando el roce del hocico del animal con la arena, esa forma de humillar larga de querer el toro comerselo, además siendo manejable como digo, dejando realizar el toreo artístico, siendo de verdad emocionant, y que vibrava con esos muletazos. El animal, creo que al ser estoqueado se le concedió la vuelta al ruedo.

La otra faena que me refiero, fue la de César Jiménez en Talavera de la Reina, un animal que embestía a una elevada velocidad, y que Cesar lo templó de tal manera que según avanzaban las tandas hizo al animal embestir más despacio. Quiero recordar si no me equivoco que el matador, realizó dos cosas que parecen iguales pero algunas veces son distintas, templar y torear despacio.

Resumiendo, podríamos decir que el aficionado va a los toros a sentir, y para ello, debe haber una gotita de emoción y chispa impuesta por la res brava, y un ser humano " psicólogo " que sepa llevar al animal por un camino que ponga en su meta OLE.

Julio San Martín Moreno

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